Seguir a Jesús – Agosto 2020

“El que quiera venir en pos de mí,

debe negarse a sí mismo,

tomar su cruz y seguirme”.

Mateo 16, 24

Mis hermanos y hermanas en Cristo:

Con la pandemia todavía propagándose, oro para que ustedes puedan comprender mejor las palabras de Jesús en el capítulo 16 de San Mateo. Jesús comienza a preparar a Sus discípulos para cuando Él muera. Jesús quiere que sepan lo que implica seguirlo, lo que significa el verdadero discipulado en su vida diaria. Las palabras de Jesús suenan verdaderas hoy cuando nos negamos humildemente a nosotros mismos para que otros puedan vivir.

¿Cómo llenan nuestra alma las palabras de Jesús? Nuestra plegaria, nuestro llamado a Dios -el sacrificio de cuidarnos unos a otros de maneras que nunca hemos conocido o participado; la dificultad del desempleo; la dolorosa separación de los seres queridos que se encuentran en instalaciones residenciales; la incertidumbre de saber qué sigue…- a nuestra manera, nosotros tomamos Su cruz y le seguimos.

Esta es la condición del discipulado: negarnos a nosotros mismos y seguir a Cristo. No debemos temer al sufrimiento cuando vivimos nuestro discipulado. Debemos soportar las dificultades para que nuestra fe permanezca viva. Nosotros estamos experimentando este tipo de dificultades con la capacidad limitada a nuestras iglesias, a medida que venimos a participar en la comunión espiritual. Sabemos que limitaciones de nuestro mundo terrenal tales como el distanciamiento social y el uso de mascarillas, nunca podrán alejarnos de Cristo o dejar de llevar a Cristo a otros porque siempre seremos defensores de Su amor. De igual manera, perder a Cristo en nuestro mundo debido a nuestro auto-engrandecimiento es sumamente trágico.

Recientemente nuestro Superintendente de Escuelas, el Sr. Henry Fortier, dijo que durante el tiempo de la pandemia nunca perdimos la oportunidad de traer a Cristo a nuestros hogares a través de nuestras plataformas educativas. Al comenzar el nuevo año escolar, se nos recuerda nuevamente nuestro llamado bautismal para llevar a cabo la misión de Cristo. Se nos recuerda que nada puede alejarnos de Él excepto nosotros mismos. El verdadero discipulado es una participación en el pacto con Dios. Nosotros estamos comprometidos con el reino por el cual Jesús vivió y murió -este reino de Dios confiado a su pueblo- por ti y por mí.

En este reino celestial nadie está excluido del corazón de Dios. Nosotros esperamos vivir de tal manera que nuestro corazón vaya más allá de las fronteras humanas, que nos veamos unos a otros como un tesoro precioso y que el sentido de la vida se encuentre sólo en darnos este tesoro unos a otros. Nosotros estamos llamados a estar abiertos a la gozosa novedad del Evangelio. El Papa Francisco dijo: “Los cristianos deben ser discípulos misioneros que compartan el Evangelio con humildad y respeto”. “Cristo es nuestra paz”, dijo el Santo Padre, “y en Él se supera toda división; sólo en Él hay salvación para cada persona y para todos.”

Regocijémonos en el tesoro de los demás y en nuestro servicio a Dios. Oro con gratitud por cada uno de ustedes y especialmente oro para que este año escolar sea santo y agradable a Dios. Oramos por nuestra facultad, personal, estudiantes y sus familias para que a través de nuestro discipulado puedan discernir cuál es la voluntad de Dios, lo que es bueno, agradable y perfecto.

Que con nuestro vivir nunca tengamos miedo de negarnos a nosotros mismos y de tomar la cruz. Que nuestro rotundo Sí para seguir a Jesús sea conocido en todo el país.

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