Santificar -Mayo 2023

Santificad a Cristo como Señor en vuestros corazones (1 Pedro 3:15).

Mis Hermanas y Hermanos en Cristo:

San Pedro nos recuerda la importancia de no perder nunca el foco en Dios, para santificar a Cristo como Señor en nuestros corazones. Nos dice que estemos listos para explicar el motivo de nuestro gozo; porque si Cristo está en nuestros corazones, estamos gozosos, y otros pueden no entender este sagrado gozo. Él nos recuerda en nuestro diario vivir, en nuestro vivir gozosamente, saludar a las personas con reverencia, sin importar cómo nos traten. Haciendo esto, conocerán también el amor de Cristo y el motivo de nuestro gozo.

Los primeros cristianos dedicaron sus vidas a la oración y al servicio y ofrecieron cada día a Dios. La Liturgia de las Horas es la oración diaria de la Iglesia, marcando las horas de cada día y santificando el día con la oración. Las Horas son un diálogo meditativo sobre el misterio de Cristo, utilizando la Escritura y la oración. En las Horas se ejerce el sacerdocio real de los bautizados, y este sacrificio de alabanza está así conectado con el sacrificio de la Eucaristía, tanto preparatorio como derivado de la Misa.

Esta oración comunitaria de la Iglesia es una forma en la que nos dedicamos a Dios desde el momento en que nos levantamos hasta nuestro descanso. Es en esta entrega a través de la oración que nos unimos a otros que hacen lo mismo, sin olvidar nunca la razón de nuestro vivir. Somos nacidos de Dios para Dios. Si bien se requiere que los sacerdotes y los religiosos recen la Liturgia de las Horas, se alienta a los laicos a unirse a toda la Iglesia en nuestra oración de la Liturgia de las Horas.

Por supuesto, cada uno de nosotros tiene el deleite de recibir al Señor al recibir la Eucaristía. Durante el mes de mayo, ustedes, nuestros feligreses de la Diócesis de Orlando, se regocijan por los muchos niños que reciben a Jesús en la Eucaristía a través de su Primera Comunión. A medida que cada uno recibe, nuestro propio corazón sonríe porque sabemos que Jesús vive en ellos y se unen a nosotros como hermosos ejemplos de Jesús entre nosotros.

En cierto modo, podemos decir que estos pequeños se ‘graduaron’ a otro paso en su camino de fe. También nos ‘graduamos’ con ellos mientras continuamos formándolos y mostrándoles cómo vivir con alegría porque Jesús vive dentro de nosotros.

Durante el mes de mayo también celebramos la Ordenación Sacerdotal de tres hombres, los Diáconos Ángel García, Edgar Serrano y Zachary Parker, el sábado 27 de mayo a las 10:00am en la Basílica del Santuario Nacional de María, Reina del Universo.

Recientemente, celebré la Misa fúnebre del Padre Sean Heslin, un sacerdote de la Diócesis de Orlando que sirvió al pueblo de Dios durante 60 años. Oro para que los tres ordenandos crezcan como sacerdotes como el Padre Sean. Era un sacerdote cuyo enfoque siempre estuvo en Dios; su servicio era llevar al pueblo a Dios; y estaba gozoso en su sacerdocio. Su amor por la gente nació de Jesús Eucaristía y reconocía a todos los que encontraba como Jesús. Oren por los diáconos García, Serrano y Parker para que su amor por Jesús se derrame gozosamente en su vida diaria para que todos puedan conocer a Jesús gracias a ellos.

Muchos de nuestros jóvenes están expectantes mientras esperan el momento de graduarse, ya sea de primaria, secundaria o universidad. La graduación es una ocasión trascendental, ya que es parte de nuestro eterno peregrinaje al cielo. Nuestra educación nos ayuda a formarnos para ver el mundo a través de los ojos de Dios y para servir a las personas que conocemos como Él nos llama a hacer: “ámense los unos a los otros como yo los he amado”.

El Papa Francisco habla de nuestra peregrinación al cielo, de nuestro “caminar juntos”. Dice: “Necesitamos dejarnos educar por el Espíritu a una mentalidad verdaderamente sinodal, entrando con valentía y libertad de corazón en un proceso de conversión”. Dice que nuestro encuentro con Jesús Resucitado nos llena de alegría, de esperanza y “esto significa que debemos ser levadura de Dios en medio de la humanidad”.

En otras palabras, “significa proclamar y traer la salvación de Dios a nuestro mundo”. Que santifiquemos a Cristo como Señor en nuestros corazones. Que seamos Eucaristía en nuestro mundo.

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